En su misa de entronización, el papa León XIV pidió que en el mundo reine la paz, criticó el sistema económico por marginar a los pobres y explotar a la Tierra y recordó a Francisco. En una ceremonia cargada de simbolismos ante más de 150.000 fieles y 150 delegaciones extranjeras el sumo pontífice comenzó su gestión con una fuerte llamado a la unidad de la iglesia.
“La muerte del papa Francisco llenó de tristeza nuestros corazones”, arrancó en su primera homilía oficial como sumo pontífice. En otro tramo criticó el “paradigma económico que margina a los más pobres” y sobre el final recalcó hace falta “un mundo donde reine la paz”.
“Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”, reclamó en la Plaza de San Pedro.
“En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”, se lamentó León XIV.
Y agregó: “Nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!”.
La jornada inició con un momento de recogimiento en la cripta vaticana, donde el pontífice descendió para orar ante la tumba de San Pedro. Acompañado por los patriarcas de las Iglesias católicas de rito oriental, León XIV fue revestido con la tiara y permaneció unos minutos en oración, tras incensar el lugar donde, según la tradición, reposan los restos del apóstol.
Antes de la ceremonia litúrgica, el Papa recorrió durante media hora la plaza en el papamóvil, saludando a los fieles que lo recibieron entre aplausos y vítores de “¡Leone, Leone!”.
Las estimaciones locales apuntan a que hay unos 150.000 visitantes atentos a la ceremonia en la Plaza San Pedro, que fue atravesada por León XIV en el papamóvil una hora antes del inicio de la misa oficial.
El rito cuenta con un importante despliegue de seguridad que custodiará la presencia de más de 150 delegaciones oficiales. Entre los dirigentes mundiales que estarán presentes se encuentran los presidentes Sergio Mattarella (Italia), Volodymyr Zelensky (Ucrania), Isaac Herzog (Israel), Gustavo Petro (Colombia), Dina Boluarte (Perú), Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal) y Andrzej Duda (Polonia); la primera ministra italiana, Giorgia Meloni; el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance; la titular de la Unión Europea, Ursula von der Leyen; y soberanos europeos como Felipe VI y Letizia (España), Máxima (Holanda), Felipe y Matilde (Bélgica), entre otros.
Los elementos simbólicos del pontificado —el palio y el anillo del Pescador— le fueron entregados en la ceremonia posterior. El palio, colocado por el cardenal protodiácono Dominique Mamberti, y el anillo, entregado por el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, marcan el inicio oficial del mandato papal.
La misa comenzó bajo el canto de las Laudes Regiae, letanías en honor a Cristo que mencionan a los papas santos. Desde el balcón central de la basílica colgaba un gran tapiz con la imagen de la pesca milagrosa, simbolizando el llamado de Pedro por Jesús.
León XIV volvió a recorrer la plaza en papamóvil antes de la misa, sin detenerse para bendecir o recibir ofrendas, aunque saludó con entusiasmo. Miles de fieles que no lograron entrar a la plaza siguieron la ceremonia desde pantallas gigantes instaladas en la vía della Conciliazione.