La Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) de Argentina ha sido históricamente objeto de controversia debido a su utilización para la manipulación de la opinión pública y el control de la información durante la última dictadura militar. La SIDE fue restituida el pasado año en reemplazo de la Agencia Federal de Inteligencia.
Este domingo 25 de mayo, se difundió a través de diferentes medios de comunicación un nuevo Plan de Inteligencia Nacional que incluye directrices relacionadas a la investigación de personas que difundan información relacionada al oficialismo.
El documento presenta muchas ambigüedades que posibilitan dobles interpretaciones de los objetivos de investigación.
Entre ellos se dispone la facultad de recabar información de quienes busquen “erosionar” la confianza de la opinión pública de los funcionarios y de las políticas económicas del gobierno nacional.
El documento también tiene como objetivo de interés todos aquellos que puedan “manipular” la opinión pública durante los procesos electorales o propagar la “desinformación” así como también promuevan la “distorsión” de la “percepción” y afecten los procesos cognitivos de la opinión pública.
El mismo domingo, la Oficina del Presidente, lanzó un comunicado oficial a través de “X” desmintiendo la información difundida.
En ese sentido, en el mismo se afirma que “este es el primer gobierno en décadas que decidió no usar la SIDE para perseguir a opositores, periodistas o adversarios políticos” y se apunta, como en la mayoría de los comunicados del presidente, a diferenciarse de los gobiernos anteriores diciendo que el sistema de la SIDE había sido “destruido por administraciones anteriores que abusaron de sus recursos para saldar internas políticas”.